SUIZA: EL TREN DE LAS NIEVES

Un viaje que recorre los rincones más bellos de Suiza en uno de los tres únicos ferrocarriles del mundo considerados patrimonio de la Humanidad

El Glacier Express es uno de los trenes de vía estrecha más espectaculares del mundo. Desde 1982, cuando se inauguró el túnel de Furka, circula todo el año entre Saint Moritz-Davos y Zermatt y viceversa. Desde 1930, ha sido la vinculación entre el este y el oeste de Suiza y proporciona, además, una conexión ferroviaria entre el macizo de la Bernina y el del Matterhorn, además de acceso a las glamurosas Davos, Saint Moritz y Zermatt. El trayecto dura casi ocho horas, pero también existe la posibilidad de hacerlo con calma, en un recorrido de dos días.
El tren no hace precisamente honor a su nombre de “express”, porque viaja a una velocidad media de 35 km/h a lo largo de los 291 kilómetros de la línea, que atraviesa los cantones de los Grisones, Uri y el Valais. Pasa por 91 túneles y 291 puentes, mientras lucha contra un desnivel de 1.500 metros, sin ningún tipo de ayuda adicional. Los vagones del convoy están acristalados para favorecer la observación panorámica del paisaje alpino y de los valles del Rin y del Ródano.

En 2008, los 122 kilómetros entre Saint Moritz y Thusis, a su paso por el valle del Albula, fueron declarados patrimonio de la Humanidad por la Unesco, de modo que el Glacier Express junto con el ferrocarril de Semmering (Austria) y el ferrocarril Darjeeling del Himalaya (India) son lo tres únicos ferrocarriles del mundo que han recibido tal distinción.

En este trayecto, el tren supera pendientes del 70% y culturalmente, además de unir zonas de habla alemana, romanche e italiana da acceso a lugares de gran interés histórico.

El ferrocarril fue fundado en 1889 con la inauguración de la línea de Landquart a Klosters, que continuó a Davos al año siguiente y ahora, después de sucesivas ampliaciones, conecta algunos de los puntos más altos de la zona montañosa de Suiza y cuyo punto culminante es el Oberalppass a 2.033 metros sobre el nivel del mar.

1erDía

El viaje empieza en St Moritz, en el cantón de los Grisones, uno de los centros de esquí más famosos, chic y caros del mundo. El que lo prefiera, también lo puede empezar en Davos, la ciudad de Europa situada a mayor altitud (1.540 metros) y uno de los hubs de congresos, vacaciones de invierno y deportes más importantes de los Alpes suizos.

El trayecto en el Glacier Express es una excelente manera de conocer la historia de Suiza y visitar, por ejemplo, Chur, considerada la ciudad más antigua de Suiza y el monasterio benedictino de Disentis, que fue fundado en el año 720. Desde el Oberalppass se llega, en una excursión apta para todos los públicos, hasta el lago Tomasee, una de las fuentes del Rin, mientras que en Adermatt, se pueden practicar deportes de invierno y durante el verano pasear por su centro histórico, en el que hay un conjunto de casas señoriales con interiores de estilo rococó, perfectamente conservadas.

2º Día

El tren entra en el valle del Ródano por Oberwald, ya en el cantón del Valais. Se puede bajar del tren y visitar Fiesch, donde se puede disfrutar de vistas sobre el área protegida de los Alpes suizos Jungfrau-Aletsch considerada por la Unesco como patrimonio natural de la Humanidad. Desde Brig, de donde partió el primer vuelo que cruzó los Alpes en 1910, se puede acceder al glaciar del Ródano, su nacimiento y uno de los principales contribuyentes del lago Leman.

El recorrido termina en Zermatt una de las estaciones de esquí más conocidas y exclusivas de Suiza, situada al fondo del valle del Matterhorn (monte Cervino). Desde Zermatt, se puede acceder al Gornegrat, un mirador situado a más de 3.000 metros, con unas impresionantes vistas sobre el Matterhorn y el Monte Rosa. Como en todo el municipio de Zermatt está prohibido el uso de automóviles, excepto coches eléctricos y ambulancias, el Glacier Express es una de las mejores opciones para acceder a la localidad.

La Vanguardia