CHILE: VALIOSO TESORO PATRIMONIAL

El núcleo del centro histórico antofagastino es la plaza Colón que aporta la cuota de vegetación a una ciudad donde las lluvias son casi nulas. Numerosos senderos peatonales conducen a monumentos donados por las colonias extranjeras en ocasión del primer centenario de la ciudad. De esta manera, la presencia inglesa aportó una réplica a menor escala del Reloj del Big Ben de Londres; el Monumento a los Reyes de España junto a un león y un cóndor, aporte de la colonia española, y el quiosco de la Retreta por la entonces colonia yugoeslava.

Alrededor del paseo se encuentra la Catedral cuyo edificio original se levantó en 1874 y fue devastado por un incendio. Igual suerte corrió la construcción de un segundo templo. El actual se comenzó a edificar en 1908, con un estilo gótico. Hay un conjunto de inmuebles que fueron declarados monumentos nacionales, como el Muelle Salitrero de 1872 y la exAduana, creada a raíz del tratado entre Chile y Bolivia de 1866 que estableció la frontera entre ambos países y que hoy alberga al Museo Regional.

Se suma al listado la exgobernación Marítima de 1910 y el edificio del Ferrocarril Central Antofagasta. Tal como ocurrió en Argentina, el ferrocarril fue el medio de comunicación que abrió las puertas del desarrollo a través del comercio y de esta manera dio origen a distintos pueblos perdidos en medio de extensos territorios despoblados.

En Antofagasta, en 1867, se creó la Sociedad Explotadores del Distrito Atacama para elaboración y exportación de nitratos de la región. En 1870 esos derechos fueron transferidos a Melbourne Clark y Cia que no tardó en construir la estación del Ferrocarril Antofagasta Bolivia. El aporte realizado al comercio del salitre y minería fue vital para el desarrollo regional.

En 1981 el edificio, andenes y dependencias gerenciales fueron declarados Monumento Histórico Nacional.

Al frente de la estación se encuentra el Centro cultural Estación Antofagasta, imponente edificio de estilo victoriano, de 1906, que nació como Banco Mercantil a instancias de un millonario boliviano conocido como el Rey del Estaño. Luego esas lujosas instalaciones fueron parte del gran Hotel Belmont, antes de integrar el patrimonio del ferrocarril.

Con cúpula de cobre y la presencia de madera de pino oregón luce en plenitud su puesta en valor. Con gravitante presencia cultural, es el lugar elegido para distintos espectáculos y muestras estables e itinerantes.

Lavamanos de metal del coche de pasajeros, lámparas de aceite, faroles, pito de locomotora a vapor, campanas, focos, aparatos de comunicación Morse y central telefónica de 1930, son algunas de las joyas de su colección permanente.

La Voz