ESPAÑA: EL CONSELL PROPONE UN PLAN PARA HACER EL TREN DE LA COSTA POR FASES

Cuarenta años después de la desaparición de la línea, Fomento recibe un proyecto que aprovecha la infraestructura que existe para reducir costes.

El tren de la costa, esa línea ferroviaria entre Valencia y Alicante por el litoral, comienza a tomar forma aunque sea en los despachos y en el power-point que tan poco gusta a la ministra de Fomento, Ana Pastor. Cuarenta años después de la desaparición de la conexión férrea Gandia-Oliva-Dénia, tras varias manifestaciones de los vecinos de la Marina y cuatro años más tarde de la firma del protocolo para su desarrollo entre Fomento y la Generalitat, la Conselleria de Infraestructuras ha puesto sobre la mesa el estudio de viabilidad económico-financiero del tren de la costa con un planteamiento diferente al inicial.

Diferente porque ya no se habla de una infraestructura completamente nueva, sino de aprovechar la ya existente (con las adaptaciones necesarias), de combinar diversos servicios ferroviarios y de realizar el proyecto por fases para facilitar su ejecución de forma independiente y sin la necesidad de que tenga que haber continuidad entre ellas. Es decir, el departamento de Isabel Bonig ha recurrido a la misma filosofía que empleó para elaborar el proyecto del tercer carril del corredor mediterráneo: hacerlo viable con un coste asumible y «coherente con la restricción presupuestaria actual».

En el caso del corredor, Fomento asumió a finales de 2012 la propuesta, que es la que actualmente está en ejecución (aunque a un ritmo menor del esperado). Y en el tren de la costa, el director general de Transportes y Logística de la conselleria, Carlos Eleno, confía en que también. Por ahora, el ministerio tiene el proyecto desde hace unas semanas, lo está evaluando y la conselleria espera la llamada para ir a presentarlo.

El proyecto desarrollado por los técnicos de la conselleria plantea un coste de 955,39 millones, contando con el supuesto de que la variante de Torrellano (la conexión de las estaciones de Alicante y Elche con el aeropuerto de L’Altet) esté ya ejecutada. ¿El motivo? Es una infraestructura planificada por Fomento, que realizará y que, sin duda, beneficiará al tren de la costa con la captación de pasajeros.

De momento, este proyecto de la conselleria se incluirá, con las modificaciones que se considere, en el estudio informativo que elabora actualmente Fomento, adjudicado por casi 700.000 euros en diciembre del año pasado y que tiene un plazo de ejecución de dos años.

Será ahí donde se perfilen los trazados definitivos o las ubicaciones de las estaciones, insisten desde la conselleria. Al mismo tiempo remarcan que el tren de la costa no es una línea para unir Valencia y Alicante «punta a punta» sino que el objetivo es conectar las cabeceras comarcales y las capitales de provincia entre sí, además de captar tráficos de otros puntos de España, que tendrán la costa valenciana más cerca.

Por ello no se marcan tiempos para las obras, ya que aún queda mucho por hacer y, según los plazos administrativos que se contemplan en obras públicas, podrían retrasarse hasta dentro de cinco o seis años. «Lo importe es tener un punto de partida», añaden.

Cuatro fases

Las fases que se han plasmado sobre papel son cuatro, según la información facilitada por la conselleria: Gandia-Oliva, Oliva-Dénia, Aeropuerto de Alicante-Benidorm y Dénia-Benidorm. La peculiaridad es que se plantea una vía única con tercer carril entre Gandia y Oliva y la plataforma doble desde Oliva a Dénia, de forma que esté preparada para el ancho internacional si fuera necesario.

En el caso de la fase 1, que comprende el tramo entre Gandia y Oliva, se emplea la línea actual C1 de Cercanías y se prolonga hasta Oliva, donde se queda a las afueras para evitar cargar el coste del soterramiento en esta fase. Se contemplan, además, tres estaciones nuevas: en el Hospital de Gandia, en Bellreguard y en Oliva, que será provisional hasta que se ejecute la segunda fase.

En el caso de Gandia-Oliva, la velocidad comercial podrá alcanzar los 140 kilómetros/hora y se han planteado servicios tanto de trenes de Cercanías como los Alvia e Intercity que circulan desde Madrid. Dos horas y media es lo que tardía un pasajero que cogiera el AVE en Atocha hasta Oliva, frente a las seis horas que hay entre Madrid y este municipio si el trayecto si hace en autobús, o casi cuatro en coche.

Una de las ventajas que tiene este tramo es que ya existe el proyecto constructivo y hay una declaración de impacto ambiental. Su coste asciende a 91,45 millones.

Otro de las fases diseñadas por la Conselleria de Infraestructuras es la que abarca el tramo Oliva-Dénia, que iría soterrado en el primer municipio al estar ya consolidado urbanísticamente. Se necesitarían 86 millones para esa ejecución, a los que habría que añadir otros 20 para las nuevas estaciones y 139 para la vía nueva. Una vez hecho el AVE Madrid-Valencia-Dénia sería una realidad al aprovechar la línea de alta velocidad y enlazar luego con un servicio regional entre la capital del Turia y de la Marina Alta.

Flujos del aeropuerto

El tramo de la fase 3, la comprendida entre el aeropuerto de Alicante y Benidorm, es una de las grandes esperanzas del tren de la costa por la posibilidad de captar pasajeros del aeródromo y trasladarlos, en servicio de alta velocidad, a Benidorm o a Alicante. O desde Madrid a Benidorm vía AVE, ya que se han dibujado dos ramales.

Es el tramo que cuenta con mayor presupuesto (369 millones) pero también «uno de los mejores desde el punto de vista del rendimiento económico», apuntan desde Infraestructuras. Un aspecto que también se ha recogido en el informe que se ha remitido a Fomento y que apunta una previsión de ingresos de 18,04 millones, para lo que se han tenido en cuenta las tarifas vigentes y, en el caso del tramo del tren de la costa vinculado con la alta velocidad, precios inferiores al AVE (un servicio Avant, por ejemplo).

Y ya la cuarta fase (Dénia-Benidorm) está calificada como la más compleja al tener que adaptar la infraestructura de la línea 9 del TRAM entre las dos localidades en aspectos como la instalación de la electrificación o la modificación de las pendientes. Se mejoraría, por ejemplo, la velocidad, que pasaría de los 60 km/h a los 84,4 km/h, además acortar la duración del trayecto.

Los técnicos de la conselleria han optado por emplear la infraestructura existente para evitar una línea de nueva construcción, ya que esto implicaría un desembolso adicional de 200 millones. Ahora, el presupuesto fijado en el proyecto es de 248 millones y su desarrollo implicaría mejorar todos los traslados transversales de la comarca de La Marina.

Cuatro millones de viajeros

Además de plantear las fases, el estudio realizado por la conselleria analiza la posible demanda de viajeros, teniendo en cuenta las diferencias existentes entre los potenciales usuarios de las Cercanías y de la alta velocidad. En total, todo el tren de la costa generaría más de cuatro millones de viajeros nuevos al año.

Así, entre Gandia y Oliva el grueso se lo llevarían los Cercanías, que incrementarían el balance anual en 1,4 millones. En el caso de Oliva-Dénia, se contabilizarían 649.740 nuevos pasajeros, mientras que entre Dénia y Benidorm habría una demanda adicional de 355.920 personas. Por último, entre el aeropuerto alicantino y Benidorm, se dispararía hasta los 1,7 millones de usuarios nuevos. En todos los casos, remarcan desde la conselleria, son proyecciones de los pasajeros que dejarían de usar otros medios de transporte como el coche o el autobús, además de los que se podrían captar desde el aeropuerto.

También se han incluido los beneficios de la ejecución del tren de la costa, que es, por otra parte, una de las reivindicaciones constantes de los vecinos de las comarcas de La Safor y La Marina desde la década de los 70. Se incluyen los medioambientales, que en el caso del tramo del aeropuerto implicaría un ahorro de 957.369 euros anuales, o relacionados con el tiempo, especialmente destacados en el tramo Gandia-Oliva, pues alcanzan los 8,93 millones de euros al año. La inversión, ya en el apartado de explotación, se recuperaría en un plazo estimado de entre 10 y 25 años.




Fuente: Las Provincias – España