Le robaron en la estación de trenes y murió de un infarto

Fue en Carapachay, Vicente López. Un jubilado de 76 años entró al baño y lo asaltaron dos ladrones. Le pegaron duramente en la cabeza y le sacaron su celular. La víctima salió al andén y se desplomó.




Víctima. Carlos había nacido en Esperanza, Santa Fe, y tenía tres hijos.

Carlos Engler tenía 76 años, era jubilado y llevaba una existencia sencilla. Vivía en un viejo caserón de Belgrano R que cuidaba junto a su pareja, una propiedad perteneciente a una familia para la cual la mujer había trabajado varios años como empleada doméstica. Tres veces a la semana, el hombre salía para reunirse con sus amigos de siempre en un bar de Carapachay, en Vicente López.

El martes lo hizo por última vez: dos jóvenes lo encararon en el baño de la estación de trenes, lo golpearon con dureza y le robaron. La víctima salió con la cabeza sangrando, se desvaneció en el andén y murió de un infarto.

“No le robaron el reloj y el celular que se llevaron era de lo más ordinario. Ya le habían querido robar el año pasado en la estación Aristóbulo del Valle.

Estábamos juntos hace 35 años, yo estoy destrozada. Imagínese que me quedé sola, en semejante casa y que encima está a la venta”, contó ayer Argentina, pareja de la víctima, totalmente desconsolada, que recibió a Clarín en la puerta del chalé que cuida.

El hecho ocurrió en la tarde del martes, alrededor de las cinco, en la estación de trenes de Carapachay del Ferrocarril Belgrano Norte.

Según fuentes del caso, Engler se metió en el baño y dos jóvenes entraron detrás suyo. “Adentro, le robaron y le pegaron. Primero salió uno de los asaltantes caminando y después el segundo, corriendo. La víctima también pudo salir, pero en determinado momento se sentó, se desvaneció y murió”, dijo a Clarín un investigador.

La autopsia concluyó que Engler falleció de un paro cardíaco, pero la causa es investigada como un “homicidio en ocasión de robo”. Anoche no había detenidos.

“Venía al bar dos o tres veces por semana. Había estado acá diez minutos antes. Era un hombre grande y lamentablemente lo golpearon.

Era una persona buenísima, lo conocía desde hace veinte años. Esto fue a las cinco de la tarde y es cosa de todos los días”, contó Jorge, dueño del bar al que iba Carlos, que está ubicado enfrente de la estación. En el mismo lugar, a fines del año pasado, mataron a un hombre para robarle el celular (ver Antecedente).

La víctima había nacido en Esperanza, provincia de Santa Fe. Tenía tres hijos y luego de quedar viudo de su primera mujer, formó nueva pareja con Argentina. Trabajaba en una constructora vial hasta que se jubiló y pasó a cuidar con su pareja la vieja casa de Belgrano R. Ahora planeaban mudarse, porque la propiedad estaba a punto de venderse. Según fuentes del caso, Engler tenía antecedentes cardíacos.

“Estaba por viajar a Corrientes. Estaba muy lúcido. Lo único que tenía era un poco de catarro porque fumaba y tomaba una pastillita para la presión”, añadió su mujer.

Engler recibió un duro golpe en la cabeza. Los testigos los vieron salir del baño insultando y con una herida sangrante. La víctima estaba por tomar el tren para volver a su casa luego de haber estado con sus amigos. “ Estaba feliz porque había viajado a Santa Fe después de mucho tiempo y había visto a parte de su parentela. Le gustaba muchísimo el tango, era un tipo súper alegre”, le describió Jorge a Clarín. “El no era un cliente, era un amigo más”, agregó Roxana, que también trabaja en el bar.

La estación Carapachay no cuenta con cámaras, pero la Policía buscaba identificar a los asaltantes en las cámaras de comercios vecinos. “ Hay muchos arrebatos acá ”, sostuvo Norma, usuaria del tren.

El fiscal Gastón Larramendi –de la UFI Vicente López Oeste– esperaba ayer tomarle declaración a tres testigos que vieron escapar a los dos ladrones tras el asalto.

“Me va a costar mucho salir de todo esto. Tampoco sé cuanto tiempo voy a estar acá, es una casa muy grande ¿Qué voy a hacer sola? No voy a poder perdonar jamás lo que le hicieron a Carlos, porque no lo hicieron por dinero.

El dolor que tengo es tan grande que no ni puedo describirlo”, concluyó Argentina, ya casi sin poder hablar.

Fuente: Diario Clarin