ESPAÑA: VIVIENDAS QUE NACEN DE UN VAGÓN

La rehabilitación de antiguos convoyes de tren para convertirlos en casas se postula como una iniciativa sostenible por un precio medio final de 38.000 euros por la pieza acabada.

El material empleado es ecológico y el habitáculo se ubica sobre un trozo de vía férrea. La función más demandada por los clientes es la vivienda anexa y el cuarto de invitados. Se trata de un bien móvil que no se ancla al suelo, por lo que no existe regulación jurídica.

Casas con buena habitabilidad, condiciones de confort y sostenibles. Podría tratarse de un anuncio inmobiliario cualquiera, pero estamos hablando de un vagón de tren. “Se adapta a cualquier entorno, se integra en cualquier paisaje y su impacto medioambiental, por contener material reciclado, es prácticamente imperceptible”, defiende Miguel Huidobro, fundador de Wagonstill, empresa española que dota de uso residencial a los vagones de ferrocarril inutilizados.

El ahorro, la practicidad y el respeto al entorno en el que se instalan son las ventajas que caracterizan a estas casas-vagón, una nueva modalidad que impulsa esta compañía tras acceder, mediante pujas, a estos furgones. Renfe, la operadora pública española de transportes, saca a subasta anualmente un determinado número de convoyes en desuso. “Desgraciadamente”, lamenta Huidobro, “han desguazado miles de ellos y ya quedan pocos y de difícil acceso”. Esta situación obliga a esta compañía a recurrir incluso a firmas europeas y americanas, cuyo ‘stock’ responde a una gama de “diseños clásicos y atractivos”.
Una apuesta sostenible

Esta iniciativa residencial apuesta por conservar el valor del pasado y conjugarlo con una visión sostenible del futuro. No obstante, vivir en un espacio antes destinado a almacenar chatarra exige adoptar las comodidades de un hogar. En su último proyecto, Wagonstill ha empleado lana de madera como aislamiento, pintura ecológica para decorar y un dispositivo de reciclado de aguas, lo que evitó el enganche a la red de saneamiento. “Las posibilidades de desarrollo son infinitas”, explica Huidobro. “Desde aislantes ecológicos hasta aire acondicionado”, dice.

Además, la funcionalidad del vagón no queda relegada exclusivamente al uso residencial. Ya han recibido peticiones para restaurantes, bares, tiendas o incluso un spa. Aunque lo más demandado es vivienda anexa y cuarto de invitados. El precio medio de estos llamativos inmuebles ronda los 38.000 euros.

En cuanto a los plazos, desde la firma del contrato hasta la entrega del producto pasan tres meses. La primera toma de contacto con el convoy consiste en sustituir las piezas dañadas y limpiar su interior. Después, el acondicionamiento exterior para reducir el impacto solar y aliviar la repercusión acústica. Una vez completada la rehabilitación, ya estará listo para poner rumbo a su destino: un trozo de vía férrea habilitado sobre un terreno nivelado.

Otra ventaja de este producto es que, al tratarse de la transformación de un bien móvil, no hay nada que lo ancle al suelo y puede retirarse en cualquier momento. Por ello, no existe una regulación jurídica clara al respecto. Esta nueva dimensión de la vivienda, según su fundador, “explota las virtudes propias de un antiguo vagón y lo transforma en pequeños hogares a medida”. Esta realidad configura la apertura de un nuevo horizonte en las casas sostenibles, modulares y transportables.


Fuente: El Mundo