Con heridas abiertas, Madrid recuerda el horror del 11-M

Diez bombas en cuatro trenes dejaron 191 muertos y 1.800 heridos


Destrucción. Uno de los trenes el 11 de marzo de 2004 en Madrid.

Una España estremecida por las heridas que todavía no han cerrado en la emoción de su pueblo, recuerda hoy el décimo aniversario de los peores atentados terroristas de su historia, que dejaron 191 muertos y 1.858 heridos.

El 11 de marzo de 2004, una célula yihadista de la red Al Qaeda hizo explotar diez bombas en cuatro trenes suburbanos de Madrid que transportaban a primera hora a trabajadores, estudiantes e inmigrantes hacia la estación Atocha.

Los terroristas querían vengar la participación de España, estrechamente aliada al entonces presidente de EE.UU. George Bush, en la guerra de Irak. El estrago ocurrió tres días antes de las elecciones generales españolas, que el presidente del gobierno y líder del Partido Popular, José María Aznar, pensaba ganar por mayoría absoluta.

El Ejecutivo y la derecha en bloque se apresuraron a acusar al grupo separatista vasco ETA de ser responsable de los atentados, temerosos de la reacción popular, que protagonizaba gigantescas manifestaciones contra la guerra en el Golfo Pérsico. Las dudas se trasladaron a la calle: “¿Quiénes han sido, digan la verdad?”, coreaban grupos de jóvenes por las calles y ante las sede del PP.

La policía y la Guardia Civil descubrieron enseguida pistas que los llevaron directamente a los terroristas yihadistas. El grupo intentó otro atentado, que falló, y luego se refugió en un departamento en Leganés, un suburbio de Madrid, donde se suicidó con explosivos.

Tres días después, el líder socialista y principal candidato del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, triunfó en los comicios. Aznar y la derecha nunca aceptaron esa estruendosa derrota.

La sociedad española se dividió sobre la autoría del peor trauma nacional español desde la guerra civil.

Los socialistas y los grupos de la oposición apoyaron primero la actuación de la policía y después de la Justicia, que realizó una instrucción modélica y condenó a largas penas de cárcel a los acusados. La instrucción totalizó cien mil folios y jamás se encontró una prueba valedera que comprometiera a ETA.

Pero tanto Aznar como la “derechona” desataron una feroz campaña mediática que duró años. Todo había sido, a su entender, producto de una conspiración que los derribó del poder. Las falsas pruebas que esgrimieron los medios que apostaban por la conspiración, encabezados por El Mundo, la radio Cope y el canal Telemadrid de la Comunidad de Madrid gobernada por el PP, agraviaron a funcionarios y naufragaron cuando la Justicia desechó las maniobras para quitar la responsabilidad política de lo sucedido a Aznar y al PP.

Los homenajes empezaron ayer el Teatro Real de Madrid, donde 365 víctimas fueron condecoradas. Hoy se celebrará en la catedral de la Almudena de Madrid una misa presidida por la familia real.

Fuente: Diario Clarin