MÁS DE 100 AÑOS DE HISTORIA BANDEÑA REDUCIDOS A CENIZAS

Dolor, tristeza e impotencia. Todo concepto resulta insuficiente para describir la impresión de los vecinos bandeño al ser testigos de cómo un patrimonio histórico de más de cien años era consumido sin piedad por voraces llamas que se elevaban a lo alto del crepúsculo, como si de una gran escena dantesca se tratara.

Es que el gabín, que “observaba” la ciudad desde el denominado “Paseo del Siglo”, fue desde sus orígenes uno de los símbolos de esta ciudad ferroviaria.

Se trata de una estructura elevada que se encontraba fuera de servicio desde hacía décadas, pero que fue restaurada para recordar a las nuevas generaciones una parte de su historia.

En este lugar trabajaban los denominados cabineros, quienes tenían la responsabilidad de comandar los cambios de playas y eventualmente las barreras. “Pensar que mi abuelo trabajaba allí… Tuve la oportunidad de conocer por dentro la casilla, en pleno funcionamiento. Nosotros vivíamos en El Puestito y veníamos con mi abuela a traerle el almuerzo. Tenía apenas 11 años. Ver cómo quedó ahora, después del incendio, me causa una angustia tremenda”, relató a este Multimedio la Sra. Leda de Bustamante, quien está próxima a cumplir 78 años. “Quizás fue intencional (el incendio) o no, pero lo cierto es que hemos perdido un valioso recuerdo de aquellos años dorados, cuando el ferrocarril estaba en pleno auge en la ciudad. No hay que olvidarse que a esa casilla subió nada más ni nada menos que el Gral. Juan Domingo Perón”, recordó la mujer, con voz entrecortada. Por otra parte, era imposible que los circunstanciales
transeúntes y vecinos de la zona voltearan para ver lo que quedó del monumento que se alzaba en lo alto del predio del ferrocarril bandeño.

“Es una vergüenza lo que pasó. Siento tanta impotencia. Encima se ve que ni apagaron bien el incendio, las maderas todavía emanando humo”, se quejó Griselda, residente en dicho sector. Lo cierto es que la tarde del último viernes quedará grabada en la retina de todos los bandeños, o mejor dicho, de aquellos que vieron arder más de 114 años de historia.

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